Me gusta porque
me gustas.
Sonrío porque recuerdo cosas que no se pueden confesar.
Me sonrojo
si me miras con tu cara de pensar, porque no sé si estás vislumbrando ideas
para salvar al mundo o simplemente quieres provocar, provocarme.
Me gusta
escucharte y mirarte mientras te escucho.
Hay poesía en tu boca.
Lo único que quiero ahora es
abrazarte y sentir ese vértigo que me da al tocarte; que se detengan los
relojes en este instante y olvidemos quienes somos.