Telones que bajan

Ya te siento como un comediante de feria, entretienes, haces tu show con algún que otro truco vistoso e imperceptible para quien no te conoce y te marchas con un aplauso apoteósico.
Me gusta haberte sentido así, porque solo de esa manera entendí que no quiero una historia original, inventada, ni fantasiosa, para eso está el cine, no quiero vivir atípicamente ni vivir tu vida. Soy anormalmente común, lloro con Titanic, y no necesito una aventura en la jungla para sentirme libre.
Me gusta haberte conocido y descubrir que hay otras maneras de sentir y de querer, que la atracción física es descomunal y muy animal, que me ruboriza, y es maravillosa, pero en cierta manera se necesita algo más que sostenga todo y ese todo pasó de largo entre nosotros, o quizás nunca llegó a pasar y creímos que sí.
Esos decorados de cartón piedra servirán para quien tú quieras que sirva, pero no para mí.
Pasaron y pasarán otros, historias en más o menor medida, pero ahora toca bajar tu tupido telón para una nueva función.

Quiero que.

Siento la necesidad de ir a algún lado, no sé a dónde,
y escuchar palabras que me confirmen
que todo va bien.
Quiero que me cuenten historias amables
que provoquen risa,
y pintarme los labios de viernes en los lunes.
Me gustaría que en un mismo día
se acoplaran las cuatro estaciones,
que de la hoja seca que se congela
germinase una flor, un girasol,
que me diera pipas para comer
en una tarde de domingo de plaza y verbena.
Quiero tocar la juventud que tengo
con la manos llenas de témperas
para que coloreen el mundo gris, lienzo monocromo,
que nos hace crecer demasiado pronto.


Que las flores que nacen en invierno no las mate la primavera.





Historia de Año Nuevo

Cada año comienza entre la resaca de lo vivido y de lo que no.
Se dice mucho de querer hacer mucho: planes, objetivos y propósitos.
Mientras, el sol bajo cero de enero entra por la ventana despertándome, pero el frío hace que me envuelva entre las sábanas cinco minutos más.

Veintitantos

por falta de tu luz.
Dime cuántas veces ocurre a lo largo de un mismo día y dime por qué hay ratos en los que no te quieres ver ni oír.

A veces desbordas una energía incalculable, lo noto por ese brillo blanco de tus dientes  y por ese sonido tan tuyo que haces al reírte.

Mañanas descafeinadas










Otoño


Cae la lluvia sobre mis mejillas deshidratadas, el pelo se encrespa, la chaqueta siempre a medio poner , sobre el cuello un pañuelo que me asfixia, si me lo quito cojo frio en los pies, si, en los pies.

Oigo el crujir de las hojas que hacen "crack", me gusta ese sonido, por eso lo repito "¡Crack!" ¿Piensas que estoy loca? 

-No cariño, es el otoño que el -.oño altera.

Débil

Cuando la fragilidad de una pompa de jabón se adosa en tu piel nunca soples fuerte porque puede estallar, desvanecerse, dejando visible lo invisible.
 

Ja. 

Pobre tonta, estúpida, ingenua, que soplaste demasiado.