Hay mañanas en
las que no te encuentras, ni por tu cara A ni por tu cara B.
Hay mañanas
frías, desentonadas y con cierto toque de desánimo en el ánimo que siempre te
levantaba de la cama.
Hay mañanas
grises y turbias sacadas de películas de miedo.
Hay mañanas
esperando a ser despertadas de sus sueños profundos, otras, en cambio, amanecieron demasiado pronto.
Hay mañanas
en las que sale el sol y no te das cuenta de que sale.
Hay muchas
mañanas o quizás queden pocas.
Hay mañanas
en las que lo que mejor puedes hacer es reírte de esa cara de recién levantado.