Estás en la
cama intentando atrapar un sueño que no llega, tu mente, en otro espacio,
intenta resolver el mundo con ideas que pueden ser, o la gran gilipollez o la
mayor ocurrencia de tu vida.
Es ese
momento en el que te conviertes en un poeta del 27, un erudito del pensamiento,
o simplemente un loco de atar.