En el rincón de las cosas pequeñas

 En el rincón de las cosas pequeñas aún queda un ápice para pensar:

  El camino de una persona se puede quebrar tantas veces como minutos al día, y teniendo en cuenta el paso descomunal del tiempo, esquivar las grietas es algo complicado. Seguir un rumbo decididamente, y no saber si está marcado o si es el correcto, asusta; seguir sin saber a dónde ir, es absurdo, pero asusta saber que lo absurdo a veces supera lo lógico.
 Oí una vez, que “perderse es el principio de encontrarse”. No se puede dar un significado a esta frase, pues las palabras perder y encontrar son tan antónimas pero tan dependientes la una de la otra, que acaban inutilizando su sentido estricto.
Nos enseñan desde pequeños a que si quieres algo, tienes que intentarlo al menos. Pero la suerte, providencia o el Dios en el que creas determina muchas cosas que tú como persona no puedes abarcar.
Escuchas la palabra superación, avance o progreso constantemente, es la moda en esta época, donde se inventan muchas cosas, o lo que ya está inventado se intenta mejorar, pero hablan de mejorar máquinas, no mejorar personas. Ver más allá de la pantalla de un móvil u ordenador se queda obsoleto, las formas de las nubes ya no son interesantes.
 Al encender la televisión, las verdades se quedan a medias, ese mundo que vemos tan caótico se convierte en artificio.
Guerras, desolación y tanta maldad que hace llorar al más fuerte y rudo de todos los hombres.